La Modificación
Excepcional de Normas Urbanísticas (MePOT) expedida por el hoy ex Alcalde Petro, el pasado agosto mediante el Decreto 364 de 2013, fue suspendida provisionalmente
por providencia emitida por el Consejo
de Estado, con el argumento de que
Alcalde no podía hacerlo por
decreto, al haberse surtido el
trámite de su debate en el Concejo de
Bogotá y ser votado negativamente, dentro de los términos de ley.
Sin pretender hacer una defensa irracional de la
desaparecida MePOT, pues es evidente que alguna de sus propuestas
merecían una amplia discusión ciudadana precedida de divulgación, información y
conocimiento, para citar sólo una, la
mezcla de usos, y otras en mi sentir un total rechazo, como la Renovación Urbana del CAN que se
tomaba parte del Parque Simón Bolívar y
de la Universidad Nacional, para que los profesionales de la construcción
ubicarán allí el mejor negocio inmobiliario de la ciudad, haré referencia a los
impactos de la decisión que afectan
negativamente a la ciudad en varios aspectos, entre los cuales vale la pena mencionar:
·
Se ha generado mayor
incertidumbre, adicional a la presentada
por la destitución del Alcalde Mayor, ya que el común de la ciudadanía
desconoce cuáles serán las normas aplicables
en adelante, desde cuándo y qué
pasará con las licencias de construcción otorgadas durante la vigencia del
MePOT o las que se encontraban próximas
a su expedición.
·
Aumenta la crisis ya sentida
y evidente de la participación. Difícilmente, con los últimos acontecimientos vividos en la ciudad, el vaivén al que fue y está siendo sometida la ciudadanía, la carencia de objetividad en el
manejo de la información por parte de
los medios de comunicación, claramente
comprometidos con los gremios de la
construcción, el desconocimiento de la
expresión ciudadana en los diferentes escenarios de participación y
movilización, ahondaron la crisis, generando incredulidad, desconcierto
y apatía.
·
Se causo un deterioro
patrimonial a la ciudad, pues los
recursos que invirtió la Administración de la Bogotá Humana, como la anterior,
en procesos de divulgación, cabildos, audiencias, publicaciones, se perdieron y
ahora la ciudadanía ve que su participación fue burlada, así, estos escenarios
no hubieran llenado las expectativas, ni fueran la exacta expresión de la gran
mayoría de los habitantes.
·
La garantía de los
ciudadanos a habitar el territorio, de una MANERA DIGNA, CON CALIDAD DE VIDA,
SENTIDO DE PERTENENCIA, queda hoy en manos de los constructores, quienes
seguramente, ávidos de un mayor lucro,
levantarán en la ciudad sus negocios inmobiliarios como han hecho hasta ahora, sin responder a las
necesidades de la ciudadanía en materia ambiental, social y económica, con la
mirada obsoleta del POT anterior, esto
es, con 10 años de atraso y sin ningún enfoque
humano e incluyente.
·
Se llevarán a cabo las
Operaciones estratégicas, los proyectos de Renovación Urbana, Planes Parciales,
seguramente distantes de la consideración
de los intereses de los residentes en el entorno donde se levantarán, sin enfoque
ambiental y social, sin vinculación de la ciudadanía a las actividades y
negocios de los cuales únicamente se
lucrará el poder económico, sin una visión de ciudad construida colectivamente
y con la consecuencia inevitable del desplazamiento urbano, el despojo del territorio, de la identidad, de
la memoria histórica.
·
La ciudad vivirá en mayor grado los efectos del cambio climático, y la gente más pobre sufrirá las consecuencias. Se pone en riesgo el RECURRSO HIDRICO, se generarán afectaciones también a la flora
y la fauna. Los bordes de la ciudad quedarán al arbitrio de los constructores,
perdiéndose la mejor propuesta ambiental que traía el MePOT para su protección.
Igual sucederá con el área rural de la ciudad.
·
Las anteriores afectaciones
son apenas una mención de las muchas que se avecinan con la suspensión
del MePOT. Debe tenerse en cuenta que el poder
económico de los gremios de la
construcción, los comerciantes y
los medios de comunicación, respaldados en una seudo institucionalidad en
cabeza del procurador, propiciaron e impusieron la destitución del Alcalde
Petro y por ende, la caída del POT. En
la decisión, como es sabido, no medió la
gran mayoría de la ciudadanía y mucho menos el respeto y la aplicación objetiva de la Constitución y la ley, por lo que queda
a la deriva cualquier empoderamiento de la gente, si al final, como vimos, el
ejercicio de la democracia termino
siendo un discurso en manos de los poderosos, que manejaron a su arbitrio, de
acuerdo a sus intereses.
Así, hoy más que nunca,
Bogotá esta distante de ser una ciudad sostenible. Es urgente el empoderamiento
ciudadano en la discusión de temas de ciudad, en la construcción colectiva de
la visión, del qué y el cómo hacer de
Bogotá una ciudad amable, humana, equitativa y sostenible ambiental, social y
económicamente. Es necesario repensar la participación ciudadana con
decisión en los procesos. No hacerlo,
conlleva a que en la ciudad se queden en
y con el territorio, únicamente quienes tengan la capacidad y posibilidad de
pagar para permanecer en ella.
MARTHA ELIZABETH
TRIANA LAVERDE
Presidenta
Consejo Territorial
de Planeación Distrital
Cel. 3112362055
e-mail:
accionesqueseven@gmail.com